Anerda
Un país bajo sospecha
por Michelle R. Wilson
de la revista "Vanity Afair"
EPISODIO 2: Un emperador gris.
por Michelle R. Wilson
de la revista "Vanity Afair"
Para poder analizar en profundidad al más desconocido de los grupos mutantes hay que realizar un arduo trabajo de investigación, pasar horas y más horas buscando pistas, y concretar las entrevistas con los múltiples testigos de sus acciones heroicas. Decidí empezar mi artículo estudiando el origen del grupo, ya que ellos nunca han ocultado su nacionalidad.
El origen del grupo MutanerdA se encuentra en un país poco conocido llamado Anerda. Es una nación que no ve el sol ya que se encuentra a bastante distancia por debajo de la corteza terrestre.
Dicha distancia aún no ha sido medida debido a que la existencia de esta nación es de publico conocimiento solo desde hace unos tres años. La extensión del terreno subterráneo que dicha nación ocupa por debajo de nuestros pies tampoco se ha comprobado.
Dicha distancia aún no ha sido medida debido a que la existencia de esta nación es de publico conocimiento solo desde hace unos tres años. La extensión del terreno subterráneo que dicha nación ocupa por debajo de nuestros pies tampoco se ha comprobado.
La única entrada conocida a tan fascinante país se encuentra en España, más concretamente en la provincia andaluza de Almería. Era obvio que debía realizar una excursioncita en calidad de periodista y me arme
de valor para pedir las debidas autorizaciones. En virtud de un reciente acuerdo de apertura entre España y Anerda sobre actividades deportivas (ref.Subproductos versus MutanerdA)se me permitió a mi y a un fotógrafo de confianza el acceso. Es, en efecto, un hito histórico que paso a narrar a continuación.
de valor para pedir las debidas autorizaciones. En virtud de un reciente acuerdo de apertura entre España y Anerda sobre actividades deportivas (ref.Subproductos versus MutanerdA)se me permitió a mi y a un fotógrafo de confianza el acceso. Es, en efecto, un hito histórico que paso a narrar a continuación.
Justo a 1142 metros sobre el nivel del mar, en la Sierra de Alhamilla, se encuentra el pico de igual nombre que sirve de entrada al país de Anerda. Bajo estrictas medidas de vigilancia se protege una enorme abertura blindada que comunica con un elevador. Dicho elevador nos adentró en las profundidades a una velocidad de vértigo con lo que en pocos minutos nos encontrábamos en un puesto de seguridad. He de decir que los soldados uniformados nos cachearon de una manera indecorosa y que una periodista de mi renombre no está acostumbrada a tan humillante trato.
Tras una larga espera se nos condujo al exterior ( o bien debería decir interior ) donde pude observar un paisaje extraño. Luz artificial que sustituye la carencia de nuestro astro rey y un techo no tan lejano cuyas estalactitas parecen decirnos que el fin está cerca.
Para cualquier habitante de la superficie, acostumbrado a un cielo azul y despejado, la primera impresión es de claustrofobia.
Para cualquier habitante de la superficie, acostumbrado a un cielo azul y despejado, la primera impresión es de claustrofobia.
EPISODIO 2: Un emperador gris.
Necesitábamos unos minutos para que nuestro organismo se acostumbrara a las condiciones del mundo anerdiense.
Nos presentaron a un personaje extraño con el que iríamos al palacio imperial a conocer al controvertido dictador que gobierna el país. Era extraño no por su aspecto, sino por su importancia relativa en la estructura política del país subterráneo; Bil-ar Protaner llegó a ser presidente de la ya olvidada Republica Socialista de Anerda hace tan solo tres años. La vuelta del antiguo emperador del país, Azul I, supuso que se le relegara a un segundo plano sin que se supiera nunca en qué circunstancias quedó el país y que medidas dictatoriales instauró el emperador.
Bil-lar no parecía con ganas de explicarme su "caída desde las alturas" y actual situación. Se limitó a
comentarnos detalles del protocolo mientras que llegábamos a la capital Pasage. De repente el vehículo en el que íbamos empezó a elevarse hacia el cielo como si fuera un helicóptero, con destino hacia una gran estalactita. Pronto nos dimos cuenta de que era el palacio imperial, solo que éste estaba orientado
hacia abajo.
comentarnos detalles del protocolo mientras que llegábamos a la capital Pasage. De repente el vehículo en el que íbamos empezó a elevarse hacia el cielo como si fuera un helicóptero, con destino hacia una gran estalactita. Pronto nos dimos cuenta de que era el palacio imperial, solo que éste estaba orientado
hacia abajo.
El emperador Azul nos estaba esperando con una amplia sonrisa en el acceso de vehículos. Todo cortesía nos indicó que entráramos en el palacio hacia la Sala de Recepción donde celebraríamos la
entrevista pactada. Entrevista que voy a narrar a continuación:
entrevista pactada. Entrevista que voy a narrar a continuación:
Vanity Afair: Es sorprendente lo poco que
se conoce de su persona, señor Azul. Se sabe que es el gobernante de un país que se encuentra en un proceso de apertura internacional y que desapareció durante un largo periodo para luego volver al poder.
se conoce de su persona, señor Azul. Se sabe que es el gobernante de un país que se encuentra en un proceso de apertura internacional y que desapareció durante un largo periodo para luego volver al poder.
Emperador Azul: Aunque no lo pueda creer, no tengo nada que ocultar. Me ausenté por razones de salud. Llegué a pensar en la renuncia a mi cargo durante esos años, pero un vistazo a la situación en la
que mi país se encontraba me hizo replantearme todo y volver con fuerzas renovadas.
que mi país se encontraba me hizo replantearme todo y volver con fuerzas renovadas.
V.A.: Su vuelta fue otro misterio que espero nos aclare más adelante. Pero, cuénteme por qué se acusó al grupo mutante denominado Mutanerda como causante de dichas "razones de salud". ¿Fue entonces cuando empezó su cruzada contra ellos?
E.A.: Hay mucha desinformación que ha sido filtrada por los enemigos de mi bella nación. A decir verdad, lo que usted denomina como cruzada es simple y llanamente una batalla contra el terrorismo que asola el mundo. Mutanerda es una organización terrorista de mutantes y hay que acabar con ellos.
V.A.: ¿Y en relación a su salud?
E.A.: Déjeme empezar explicando los actos terroristas de esos sujetos. Su líder, la malvada pero no menos bella Foster Castro ( alias Fortis ) ocultaba sus viles acciones bajo la fachada de una simple secretaria en lo que llamamos la Zona-B, nuestra ciudad industrial, reclutando mutantes en la sombra hasta que cometieron el asalto al Congreso anerdiense y el atentado a mi persona.
V.A.: El asalto y destrucción del Congreso según mis fuentes.
E.A.: ¡Exacto! Nuestro patrimonio histórico sufrió un duro revés con el ataque de Mutanerda, en particular del terrorista Mutisforo de Anerda (alias H. Tecno ).
V.A.: Y los 423 congresistas que murieron bajo los escombros.
E.A.: Por supuesto. Fue el mismo día en el que intentaron asesinarme con la ayuda alienígena de esa obscenidad que se hace llamar Pastir ( alias Eco Sonar ).
V.A.: ¿Y de Lamat Tamal ( alias Sable )?
E.A.: Me sorprende su gran conocimiento sobre los Mutanerda. Dejémoslo en que fue un intento fallido, como puede observar, del que me encuentro perfectamente restablecido. Del muchacho al que se refiere mejor debería preguntarle al Padre Claudio, nuestra máxima autoridad eclesiástica, puesto que lo considera una especie de anticristo. Si quiere puedo concertarle una entrevista en cuanto acabemos.
V.A.: Se lo agradeceríamos. Debo entender que ya da por terminada nuestra entrevista. Déjeme por último preguntarle sobre la situación de los mutantes en Anerda. ¿Es cierto que se aplica en el país la pena de muerte por causas de mutación?
E.A.: Es sencillo. Las perfectas leyes anerdienses establecen que la mutación es una enfermedad contagiosa que hay que extirpar. Mutar es un delito muy grave y requiere una respuesta a la medida.
V.A.: Pero usted es azul.
E.A.: ¡Señorita! Me ofende con su insinuación. Sufro simple y llanamente una enfermedad cutánea que me exige respirar un ambiente esterilizado. Soy un hombre normal y mis súbditos lo saben.
El emperador Azul I junto a nuestra reportera
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